BANCADAS PEDIRÁN CENSURA DE IBER MARAVÍ POR NO DECIR TODA LA VERDAD

El ministro de Trabajo dijo que quienes lo acusaron de pertenecer a Sendero Luminoso en 1980 fueron torturados por la policía.

Uno de ellos, Alfredo Silvera Flores, se escapó de la cárcel y murió cuando pretendía quemar una hacienda. Dirigente del Sutep desmintió a Maraví y confirmó que fue dirigente del Conare, una organización infiltrada por senderistas.

El ministro Iber Maraví Olarte respondió ante el Congreso al pliego interpelatorio sobre sus presuntos vínculos con Sendero Luminoso y la organización prosenderista Conare-Sutep. Alegó que no contaba con ninguna sentencia condenatoria por uno u otro caso. Sin embargo, legisladores de las bancadas de Renovación Popular y Avanza País alientan una moción de censura contra Iber Maraví porque no les han convencido sus respuestas ni deslindes. Al cierre de edición, estas bancadas tendrían 42 firmas recolectadas para plantear la censura del ministro de Trabajo. Solo requerían de 33 rúbricas.

Para censurar al ministro son necesarios 66 votos. De acuerdo con los promotores de la iniciativa, se contaría con los votos de Fuerza Popular (24), Avanza País (10), Renovación Popular (9) y Alianza para el Progreso (15), que harían un total de 58. Solo les faltarían 8 votos. No se descarta que se sumen Acción Popular (16) y Podemos (5), con lo que se superaría largamente los 66 votos.

Maraví fue interpelado porque en 1981 fue declarado no habido por las autoridades en un caso que lo implicaba como miembro de Sendero Luminoso. El ministro presentó las declaraciones de Juan Alarcón Gutiérrez y Alfredo Silvera Flores, quienes en un principio lo acusaron ante la policía, pero luego ante el tribunal afirmaron que imputaron a Maraví debido a que fueron sometidos a torturas.

Iber Maraví arguyó que la rectificación de Alarcón y Silvera determinó que la justicia ayacuchana archivara su caso, por lo que nunca recibió condena por terrorismo. Sin embargo, Maraví pasó por alto la continuación de la historia.

En su declaración ante la PIP, Juan Alarcón no solo señaló a Iber Maraví, sino también, entre otros, a Edith Lagos Sáez y Orestes Urriola Gonzales, como parte de la organización senderista que inició la lucha armada en Huamanga en 1980. Lagos y Urriola son probadamente terroristas.

Después de fugar de la cárcel de Huamanga como resultado de un asalto senderista al establecimiento, el 2 de marzo de 1982, Lagos se reincorporó a la lucha armada y murió en combate el 2 de setiembre del mismo año. En el caso de Urriola, también se reincorporó al terrorismo. Reapareció como parte del grupo que activó el coche bomba que mató a 17 personas en la calle Tarata, en Miraflores, el 16 de julio de 1992.

Maraví también presentó el testimonio de Alfredo Silvera Flores. Al igual que sus compañeros, Silvera manifestó que se autoinculpó como terrorista y acusó a Iber Maraví porque fue torturado por la policía. Pero Silvera fue otros de los que huyeron de la cárcel de Huamanga, y se reintegró al Ejército Guerrillero Popular (EGP), y murió el 26 de marzo de 1982 cuando trataba de destruir la hacienda Aysarca. Es decir, Alfredo Silvera Flores, quien dijo que lo habían torturado para imputar a Iber Maraví como miembro de Sendero Luminoso, era un comprobado terrorista.

Por si fuera poco, Maraví mencionó el caso de otro detenido, Víctor Reyes Conislla, quien al principio fue otro que lo relacionó con Sendero. Maraví dijo a los congresistas que además se había rectificado. Pero resulta que Víctor Reyes también escapó del penal de Huamanga junto con sus compañeros terroristas.

“A la fecha no tengo antecedente penal ni judicial. Mi certificado de antecedentes penales y judiciales dice: No Registra”, dijo Maraví. Luego relató que era común que los atestados policiales fueran elaborados sobre la base de la tortura aplicada a los detenidos para que se autoincriminen falsamente como terroristas e impliquen a otras personas, para lo cual citó el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Pero esa afirmación, como se ha indicado, es discutible. Los que lo imputaron ante las autoridades, Alfredo Silvera y Víctor Reyes, sí eran terroristas. Y estos mencionaron a otros compañeros, que luego participaron en acciones subversivas.

La oposición fustigó la presentación del ministro de Trabajo y graficó su decepción por sus descargos en cada intervención. “(Maraví) no ha satisfecho en lo más mínimo los cuestionamientos en su contra, muy por el contrario, los ha ratificado indirectamente”, dijo el congresista Jorge Montoya (RP), quien adelantó que pediría la censura.

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